A finales del siglo XIX el Puerto siente la necesidad de una nueva travesía sobre el Duero, hasta entonces hecha a barco o por el puente pénil. Uno de los primeros proyectos es de hecho un puente levadizo de Gustave Eiffel, pero fue su discípulo, Théophie Seyrig, que gana con el proyecto del gran puente de hierro que hoy se conoce, siendo más adecuado al gran tráfico por tener dos tableros.
Al final de la construcción del actual puente, ya el antiguo puente de cristal había sido desmontado, se pueden ver hoy los pilares de soporte recostados a la fundación del Puente Luiz I y de donde se puede disfrutar la vista al río del nuevo Bar Pénsil.
En el tablero superior hacían la travesía los coches eléctricos hacia Gaia a principios del siglo XX retirados en 1956. Hoy el puente fue adaptado a la línea del metro y se convirtió en uno de los lugares icónicos para ver el río Duero y del centro sus dos márgenes, o de inmersiones hacia el río del tablero inferior, tan comunes de los locales.
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