Que hoy llega a la orilla del río bajando la calle de San Juan y da de caras con Plaza de la Ribeira, o Plaza del Cubo, así conocida por la obra del escultor José Rodrigues, con su sin número de sillas, terrazas y clientes que esperan de pie por los empleados que corren en filas apretadas, no se imagina la vida de aquel espacio en otros días.
La plaza era efectivamente el espacio abierto antes de la muralla medieval donde las mercancías encontraban aterrizaje antes de ir a vender al mercado. Es muy usual ver fotografías de varias parejas de buey en descanso después de haber traído los barriles de Porto hasta el margen.
Hoy es un espacio abierto y de gran bullicio humano, ya no ligado a las mercancías ribereñas pero al turismo, donde hay buenos bares, animación de calle y donde los Rabelos atrapan esperando nuevos tripulantes venidos de todo el mundo.
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